A hacer ‘flashback’

¿Quién nos iba a decir que “Amanece que no es poco”, la obra maestra de José Luis Cuerda, iba a proporcionarnos tantas coordenadas para no perdernos en el absurdo mapa de la actual política española?

Una película que, lejos de ser surrealista, constituye un hito subruralista por cuanto revela las dinámicas subterráneas de nuestra sociedad que afloran desde nuestro sentir más rural y atávico.

El alcalde del pueblo, magistralmente interpretado por Rafael Alonso, presenta el cacique estereotipado de impoluto traje, narcisista, vividor, de coche oficial con chófer, ajeno a la realidad del pueblo, pero que instrumentaliza maquiavélicamente para su provecho.

“Todos somos contingentes, pero sólo tú eres necesario” le aclaman los lugareños aleccionados cada vez que retorna de la capital; el alcalde exige alabanzas a su persona, una exhibición de relatos que, carentes de realidad, son propaganda de su persona.

Continuar leyendo “A hacer ‘flashback’”

Negacionismo

N. Vavílov en la cárcel, 1942

Con “Lo niego todo”, Sabina nos ofrece un himno de negación de las creencias en torno a su persona. Con el barro público actual ¿será tachado de negacionista?

La RAE define el negacionismo como aquella actitud consistente en la negación de determinadas realidades y hechos históricos, especialmente el holocausto. Y es que el negacionismo consiste en rechazar cierto tipo de realidades: aquellas que pueden ser comprobadas. Negar una creencia, el valor de la vida, la existencia de Dios, una ideología o la validez de una idea no puede ser negacionismo, sino escepticismo, nihilismo, ateísmo, crítica o algo así. Negar algo ideal, una ideología no puede ser negacionismo. De lo contrario, podrían tacharle de negacionista por negar la existencia de unicornios de colores. En cambio, un terraplanista sí que niega la comprobada esfericidad terráquea.

Una clave del progreso tanto de la ciencia como de las democracias liberales ha sido aceptar que la multiplicidad de accesos a la realidad es enriquecedora; por el contrario, cuando se ha optado por una única visión válida, negando legitimidad a otras opciones, se ha acabado en el estancamiento en la ciencia y en el autoritarismo en política.

Continuar leyendo “Negacionismo”

Los supermanes posmodernos

“La libertad os hará verdaderos”… dijo ZP copiando al jesuita Fernando García de Cortázar, que tiene bemoles.

¿Quién, de niño, no se sintió especial viendo las películas de Supermán? Los relatos de gran pantalla impresionaban y, en cierto modo, empoderaban pero nunca perdíamos el sentido de lo real; de eso que, señala Savater, nos ofrece resistencia y no se doblega a nuestros deseos ni subjetividades. Salvo escasísimas y trágicas excepciones, nadie saltaba de una azotea con una capa exigiendo volar. Los evolucionistas dirían que, hace siglos, los genes de quienes exigieran que lo real se plegara a su subjetividad se debieron perder en las fauces de algún depredador.

Tuvimos la suerte de vivir en una sociedad que, sin opulencias, daba cuenta cotidiana de lo real y, por lo tanto, de la Verdad como ajuste o concordancia de lo que se piensa con la realidad. Conocedores de nuestra caverna de Platón y sus sombras, comprendíamos una Verdad externa. En nuestra arqueología del pensamiento, la máxima cristiana “La Verdad os hará libres” consolidaba el sustrato para edificar ideas, cultura y sociedad.

Continuar leyendo “Los supermanes posmodernos”

Seven

En la exitosa película “Seven”, un asesino en serie sigue un patrón: los siete pecados capitales. Cada víctima sucumbe por su propio pecado capital perdiendo su libertad, condenando su vida. El asesino simplemente materializa el destino implacable de sus víctimas. Sin opción al arrepentimiento ni redención. Finalmente, el protagonista, el detective Mills, acaba condenado por su ira y el asesino, por su envidia. Carecen de poder para librarse de su destino. “Seven” en realidad nos habla del poder; y la clave del poder no reside en ejercerlo sino en ser obedecido. Mills, cegado de dolor e ira, acaba obedeciendo al asesino completando el puzzle de condenación. El asesino vence porque su poder se manifiesta en la obediencia del protagonista.

Desde antiguo, preocupaba cómo los impulsos humanos podían devenir en limitaciones de la libertad. En el s.IV, Evagrio Póntico estudió ocho pasiones humanas, que Casiano limitaría a siete y, en el s.VI, el Papa Gregorio las llamaría pecados capitales. Durante siglos, el catolicismo abordó el pecado centrándose en la conducta individual obviando quizás la colectiva al considerarla por simple agregación. Pero en el s. XIX proliferaron los fenómenos de masas: desde las revoluciones, como la francesa, hasta la industrial y, actualmente, la digital. En 1895, Gustave Lebon estudió la divergencia entre la moral individual y la psicología de la masa como ente sugestionable, irracional y que diluye responsabilidades en el anonimato. Denunciaba que en la masa no predomina la necesidad de libertad sino de servidumbre y sometimiento a quien se declare su amo. En 1930, Ortega y Gasset describía, como el acontecimiento más importante de la vida pública europea, el advenimiento de las masas. Durante el siglo XX, mientras el catolicismo se centraba en escrutar conductas individuales, el alma de la masa ocupaba todos los espacios.

Continuar leyendo “Seven”

Las 5 fases

La psiquiatra Kübler-Ross explicaba que ante la noticia de una enfermedad terminal atravesamos cinco fases: negación de la realidad, cólera o ira, negociación buscando alguna esperanza, depresión y, finalmente, aceptación. Slavoj Žižek, autor del ensayo Pandemia, apunta que las sociedades occidentales estamos atravesando esas etapas ante la Covid-19. Razón no le falta, pero su aplicación resulta interesadamente incompleta. A nivel personal, el individuo puede controlar del relato sobre lo que afronta y esto conduce proceso por las fases. En cambio, a nivel social, el poder persigue ese control para dictar el relato que marca en qué fase debemos encontrarnos todos.

Aunque esté mal visto por retar las imposturas y las inconsistencias, hagamos memoria pandémica. Negación: «Esto no está ocurriendo». Apenas tendríamos contagios, decían. Recordemos la negación sistemática e institucional. Incluso medios plegados al poder diseminaban el relato gubernamental tildando de alarmista al no correligionario. Ya desbocados los casos, sobrevino la cólera o ira «¿Cómo puede ocurrirnos esto?» De la calle al confinamiento en un pestañeo. Las reacciones irascibles se acrecentaban con el exceso de mortalidad. El poder debía reaccionar. Si aquel atisbo de ébola-2017 con sacrificio del perro Excalibur había motivado movilizaciones, ¿qué podría pasar con la Covid-19?

Continuar leyendo “Las 5 fases”