
La invasión de Ucrania por parte de Rusia, pero sobre todo los falaces argumentos esgrimidos por Putin para tal suceso traen a la memoria acontecimientos que hace poco más de ochenta años convirtieron Europa en campo de batalla cruenta y también ideológica. Conviene rescatar de la memoria a filósofos como Oswald Spengler, admirador del carácter cesáreo del socialista y fundador del fascismo Benito Mussolini, al que despreció después, como despreció el nacional socialismo de Hitler al sufrir la deriva, primero ideológica y después criminal que terminó alumbrando la tristemente famosa ‘noche de los cristales rotos’, suceso que le hizo romper definitivamente con el régimen alemán. El autor de ‘La decadencia de Occidente’, que durante los años veinte porfió de forma autoritaria contra la República de Weimar, dejó para la posteridad una frase definitiva que estos días adquiere más vigencia que nunca: “En el último momento, será un pelotón de soldados el que salve la civilización y la democracia.”
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