Un timo de tom y LOM

Mejorando la calidad de los estudiantes (DALL-E 2)

Todas las leyes que empiecen por LOM-, si son educativas más, deberían ser declaradas nulas e inconstitucionales latæ sententiæ. Yo estaría a favor de que sus perpetradores, además, se pasasen haciendo guardias en la última esquina del patio de un instituto de enseñanza secundaria obligatoria durante una larga temporada. Haciendo PTIs.

“Ley Orgánica de Mejora de…” LOMLOE, LOMCE.

Los docentes tenemos que “implementar” los cambios previstos por el calendario de implantación sin saber ni siquiera cuáles son. Pero no pasa nada. Todo es para mejorar.

Los valedores de la última LOM educativa están tan preocupados por mejorar las cosas que no tienen tiempo de publicar los reales decretos a tiempo. Por lo menos, con la suficiente antelación como para que todos puedan adaptarse. Los desarrollos legislativos necesarios para los nuevos currículos de primaria y secundaria que han de ser puestos en marcha en una fecha tan temprana como julio del presente han sido aprobados a nivel dizque estatal entre marzo y abril. Total, no hablan más que de minucias como nuevas asignaturas y una nueva ordenación académica.

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La maldición de Elena de Paz y la niña de Rajoy

El pasado sábado 22 de enero pasó por el Romea la obra “Malvivir”, con Aitana Sánchez-Gijón y Marta Poveda, un montaje muy bien armado a partir de las novelas de pícaras del siglo XVII. En una hora y tres cuartos que pasaron sin sentir, con un ritmo trepidante cuajado de gracietas, tensiones y dramas, se levantó un retrato de aquella época, aquellas circunstancias y aquellas mujeres a través de las andanzas y hechuras de la figura de Elena de Paz, «libre, rebelde, ladrona, ingeniosa, embustera y fugitiva”, y otra docena de personajes en un magistral ñaque que tejieron sin casi respirar sus dos protagonistas actrices, haciendo un ejercicio de interpretación soberbio.

La obra no oculta lo disoluto de la vida de la pícara, pero tampoco renuncia a reivindicar su vitalidad. Da igual de donde nazca. Sean cuales sean las injusticias estas no detendrán el camino de una mujer libre. Ese es el blasón del pícaro: vida y libertad. La cosa, como era de esperar, no acaba bien para Elena de Paz. Pero, ¿qué vida le esperaba a una mujer sin nombre, sin familia, sin hacienda, sin iglesia, sin educación y sin oficio? Es muy comprensible que Elenita maldijera amargamente a la nación en la que nació varias veces a lo largo de la obra.

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Memoria fin de curso

¿Es verdad que cuando hablamos de enseñanza secundaria la ideología y la metodología opacan la importancia de los contenidos y de los hábitos académicos? ¿Es verdad que los alumnos llegan a esta etapa con un desarrollo muy pobre en la anterior? ¿Es verdad que ley educativa tras ley educativa, éstas se lo ponen cada vez más difícil a profesores y alumnos? ¿Es verdad que las autoridades no invierten lo suficiente en recursos? ¿Es verdad que se produce una hipertrofia de algunos contenidos, materias y programas (las TIC, el bilingüismo) en detrimento de otros elementos igualmente valiosos? ¿Es verdad que muchos padres usan los institutos como aparca-adolescentes? ¿Es verdad que entre el profesorado hay mucho agente político, agente de viajes y animador sociocultural? ¿Es verdad que los profesores adocenados matan las ganas de aprender y la curiosidad de cualquiera? ¿Es verdad que, entre los profesores, algunos han tirado la toalla? ¿Es verdad que algunos docentes se deprimen, con sus visiones pesimistas, cuando no hueramente melancólicas? ¿Es verdad que la inflexibilidad laboral y la rigidez burocrática lo vuelven casi todo imposible? ¿Es verdad que a veces parece que en la enseñanza no hay más que papeleo?¿Es verdad que nadie se toma nada en serio y que las evaluaciones a veces son un remedo, una broma o un cachondeo? ¿Es verdad que está todo contra la enseñanza secundaria? Y, en fin, ¿es verdad que en los institutos está todo mal?

Pues lo digo descarnadamente. Sí, casi todo es verdad. Son procesos destructivos reales. No son una interpretación. No hay más ciego que el que no quiere ver.

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Agenda 2030, ya en cines

Si muchos tiranos muertos y enterrados pudieran darse una vuelta por nuestras sociedades de hoy quedarían maravillados ante los últimos avances de su especialidad. Resulta que no hacía falta reprimir, oprimir ni suprimir la libertad de sus paisanos. Lo que hacía falta era pregonarla como valor absoluto. Tampoco era necesario usar el casposo recurso del “amor a la patria” y los valores que encarnaba tu raza, tu tradición y tu cultura. Era mucho mejor idolatrar al individuo, colocarlo en un pedestal, reconocer que no había nada por encima ni de éste ni de su libertad y entonar juntitos de la mano loas a grito “pelao” por el progreso, la fraternidad y la multiculturalidad. ¿Que a dónde voy a parar? Comprueben ustedes mismos.

Resulta que las legislaciones de las sociedades más avanzadas protegen contra viento y marea los derechos individuales. Sin embargo, nadie osa oponerse al “bien común” cuando este los pisotea (aunque la expresión “bien común” encierra no pocos galimatías y sirve como pretexto las más de las veces en que se usa) ni a los “derechos colectivos que establecen discriminaciones positivas. Hubimos de conocer los horrores de la experimentación con humanos en la Segunda Guerra Mundial para dar lugar a toda una serie de recomendaciones (Nuremberg, Helsinki, Oviedo…) y legislaciones nacionales e internacionales que protegieran los derechos de los usuarios de los servicios de salud a ser informados, decidir y dar su consentimiento antes de todo procedimiento para que ahora nos obliguen a recibir sin preguntarnos terapias y medicamentos meramente experimentales.

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La coleta de un chino

El maestro Ortega advertía en 1937 que “Europa no despertará hasta que no vea asomar la coleta de un chino por encima de los Urales”.

Podemos decir que Ortega era consciente entonces de dos cosas, al menos. Una, de que una Europa enfrascada en una espiral fratricida acabaría desangrándose y perdiendo su vitalidad, cercenando su propio porvenir. Dos, que existía un “peligro amarillo” y que éste sería una especie de revulsivo, de advertencia, de factor unificador. La “coleta del chino” era una señal de peligro, pero también abría la posibilidad a una esperanza. Es muy difícil quitarle la razón en lo primero. Pero, ¿y en lo segundo? ¿qué hay hoy de todo aquello? Preguntarse esto en 2021 da risa. Europa, la Europa de la mercadotecnoburocracia, convertida en un gigantesco parque temático para viajes del Imserso y en el Tinder de las becas “Orgasmus”, enfangada, envejecida y destartalada, en estado de shock continuo, cada vez más cerca del fallo multiorgánico, frente a todo y frente a todos, se yergue con dignidad yaciente en medio de un mar de aguas sucias y apestosas, como Venecia, mientras por sus canales se van acumulando las ratas, la suciedad, las casas abandonadas y las ventanas desvencijadas. Europa, la Europa de papel, no ha reaccionado ante ninguna coleta china, asomase esta por los Urales o por los Andes, aunque estuviera llena de piojos.

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