La Navidad y el lado oscuro

Escribir hoy sobre no importa qué distinto al consejo de ministros parece una osadía condenada al fracaso. Lo concreto, lo que está en el candelero, tiene tirón y pegada. Luce y su brillo deslumbra y deja en penumbra todo lo demás.

Es el juego de luz y sombras, de noche y día, que se da en tantos ámbitos. La luz, cuanto más brilla, con más severidad traza el contorno de las sombras.

Basta fijarse en cómo brillan nuestras ciudades estas noches. Porque los días de Navidad son, sobre todo, noches. El simbolismo tiene eso: para que la luz brille, tiene que irrumpir en medio de la oscuridad; cuanto más negro sea el asunto, más poderío muestra la llama.

Y por eso mismo, quien perdió a un ser querido o no se acaba de llevar con el cuñao plasta, no se ve asaltado por la morriña ante un mojito en pleno agosto mediterráneo; no, la melancolía y el disgusto se ceban más bien en el ánimo navideño. Porque en estos tiempos el lado oscuro de nuestra vida es más oscuro. Y eso no acaba de gustar. Somos más del rutinario mojito que de la ruin rutina de comprar regalos, comer con los del trabajo, cenar con los primos y volver a comer con los de la promoción del instituto: comer como si no hubiese un mañana y beber y beber como los peces en el río. Continuar leyendo “La Navidad y el lado oscuro”

Malo para comer

Por esas cosas ‘del verse bien’ y a tenor de cuanto se escucha en los medios, parece sensato restringir el consumo de ciertos alimentos. La carne roja es unfriendly con el medioambiente, el pescado está repleto de microplásticos, frutas y verduras llevan el etiquetado de transgénicas e incluso el tratamiento del agua es objeto de dudas razonables.

La acción de alimentarse requiere una gran heroicidad, cubrir esta necesidad comienza a tener tintes peligrosos, es difícil averiguar qué es bueno para comer y qué no. Aquello que hacemos para vivir comienza a ser peligroso para nuestra salud. Ante semejante panorama cuesta entender por qué hay tanto revuelo cuando nos tropezamos con la enfermedad de la anorexia. La privación de alimentos de manera intencionada se sigue dando hoy día aunque las redes sociales y los ‘ninis’ sean temas más candentes.

La anorexia colapsa la mente de cualquier persona cercana a la misma, no deja indiferente a nadie. Amigos y familiares quedan perplejos ante su llegada, es una inhóspita visita. ¿Cómo es posible que alguien se deje morir por no comer? En nuestras sociedades donde la obesidad está siendo una preocupación cada vez más creciente, llama la atención la presencia de auténticos esqueletos que hacen de la privación de alimentos un estilo de vida. Continuar leyendo “Malo para comer”

‘Connecting people’

Los suecos lo han vuelto a hacer. Como si nos visitase el Espíritu de las Navidades Pasadas, Ikea nos ha vuelto a regalar una bofetada de cruda realidad envuelta en un logrado y emotivo anuncio donde diferentes familias participan en Familiarizados, un concurso de preguntas y respuestas en el que si fallas quedas eliminado. Para sorpresa de todos, los concursantes demuestran un excelente dominio en categorías como ‘Conocimiento de Famosos’ o ‘Modas de Internet’, mientras que son eliminados uno a uno cuando se trata de contestar preguntas sobre sus propias familias.

Acostumbrados ya a sus sutiles tirones de orejas y usando siempre el comodín de la familia para tocarnos más la fibra sensible, en esta ocasión los de Ikea han puesto de manifiesto que pese a que estemos tan bien conectados con el mundo, en muchos hogares, aún teniendo la fibra más moderna o el ADSL de máxima velocidad, la conexión con los nuestros no siempre llega al aprobado. Como dirían en mis tiempos, «necesita mejorar». De esta forma preguntas como ¿cómo se conocieron nuestros abuelos? ¿qué sueños por cumplir tienen nuestros padres? o ¿por qué eligieron una carrera determinada? son sólo muestras de lo difícil que es acertar cuando la respuesta correcta no se puede encontrar navegando en páginas de Internet y redes sociales, cuando clicar no es suficiente. Continuar leyendo “‘Connecting people’”

¡Hikikomorismo! No, gracias

En un mundo global no es extraño que productos y servicios, usos y costumbres, se extiendan y arraiguen en partes geográficas muy lejanas a su lugar de origen. Del País del Sol Naciente nos llega el fenómeno del hikikomori, nada menos. Y en formato de síndrome, cuando no de pandemia, que impone más todavía.

La creciente adicción a las pantallas afecta a todos: desde los más pequeños hasta los más mayores. Y se salda con enorme dedicación de tiempo que va acompañada de entretenimiento y compañía virtual, junto a aislamiento social y soledad personal reales. Y, como es sabido, la soledad no tiene buena prensa.

No obstante, la experiencia humana de la soledad tiene una doble cara. Hay soledades buscadas, como esas de las que iba y venía Lope de Vega cuando quería estar consigo retozando en sus pensamientos. Es cosa seria y querida esa soledad sonora que recrea y enamora. Pero hay también otras. Soledades indeseadas o impuestas que se sufren como un mal, que hacen daño y atormentan. Continuar leyendo “¡Hikikomorismo! No, gracias”

Una vacuna contra el idealismo

Explicar la Capilla Sixtina a quien nunca la ha visto tiene que ser complicado. Algo así ocurre cuando se lleva a la clase de Bachillerato al Quijote, una obra que, a diferencia de hace un par de décadas, a los alumnos no se les hace leer, que los alumnos probablemente ya no son capaces de leer, y que muchos de sus profesores tampoco han leído.

En los institutos, el Quijote es una especie de enorme y engorroso esqueleto de dinosaurio que se ha convertido en un estorbo en un museo de Ciencias Naturales. Y su explicación, en la reiteración de tópicos heredados de las interpretaciones decimonónicas de la obra, la paráfrasis de unas cuantas viñetas icónicas y descontextualizadas, y la exposición arqueológica de una reliquia del pasado que debe admirarse sin precisar en ningún momento por qué, como si fuese un ídolo de piedra. Continuar leyendo “Una vacuna contra el idealismo”