El pésimo tributario

Una verdad absoluta ahorra muchos quebraderos de cabeza. Quizá por eso proliferan hoy quienes quieren imponer sus opiniones como si fuesen verdades absolutas evitándonos así la funesta manía de pensar.

Ya me hubiera gustado a mí saber todo lo necesario para hacer precisos análisis de la prima de riesgo allá por 2012. Por entonces eran comunes los comentarios a pie de calle sobre “la prima” y sobre las necesarias políticas gubernamentales que debían emprenderse para corregir el diferencial relativo con el bono alemán. Qué tiempos aquellos. O, más recientemente, saber si la acción gubernamental y empresarial (vacunas) frente a la COVID ha sido la adecuada.

En el asunto de la guerra Rusia vs Ucrania me gustaría saber lo suficiente para entender por qué los comunistas de toda la vida dicen que los comunistas de toda la vida que han iniciado la guerra tienen el apoyo de “la extrema derecha” (esos que, hasta la guerra, se caracterizaban por su radical posicionamiento frente al comunismo).

En fechas recientes ha sido publicado el Libro Blanco sobre la Reforma Fiscal y hay cosas que no terminan de convencerme. Así, de primeras, parte de la “verdad absoluta” de que tienen que subirnos los impuestos y deben hacerlo de forma inmediata. Para ello, habrá que crear nuevos impuestos ecológicos, por ejemplo.

Por esta propuesta intuyo que el tema que va a centrar las tertulias durante un tiempo va a ser la curva de Laffer. Ya me gustaría a mí saber todo lo que hay que saber para conocerla. La dichosa curva esa que dice que si bajas los impuestos subes los ingresos públicos es motivo de disputa entre los que más saben de esto. Hay quien dice, de forma bien fundamentada, que estamos en torno a un 15% por encima del óptimo tributario, lo cual sería motivo para coger el librito blanco y darle un uso alternativo, por ejemplo, para encender la barbacoa. Ciertamente también hay opiniones, igualmente fundamentadas, que afirman que es un invento totalmente falso y entre una y otra posición algunos estudios afirman que los países desarrollados están, en su mayoría, por debajo del óptimo tributario.

Ahora bien, suponiendo cierta la curva de Laffer la cuestión a resolver bien puede pasar por llegar a dilucidar si el gobierno debe prestar atención a la curva española, en tanto es el Estado el que recauda la mayor parte de los impuestos o se debe prestar atención a 17 curvas, a sabiendas de las destacadas disparidades regionales en materia fiscal que existen en nuestro país. Y ya que estamos, será posible preguntarse si es suficiente con una única curva o construimos tantas curvas como impuestos y territorios existen con la finalidad de maximizar ese óptimo. Si el óptimo fiscal es igual en Murcia que en Madrid, o se parece en algo entre Galicia y Andalucía, dadas las características de nuestros sistemas de financiación autonómica así como las variables socioeconómicas territoriales bien justificado quedaría proponer la ruptura de la baraja en el intento de búsqueda de ese óptimo que, según dicen, pasa por establecer impuestos mínimos e iguales en todos los territorios.

Aún así un detalle de no poca importancia quisiera recordar: ¿acaso los que gobiernan actualmente están preparados para gestionar adecuadamente el óptimo tributario? ¿No se verán tentados a establecer tipos que sitúen los ingresos del Estado un poquito (o un muchito) por encima del óptimo para poder gastar más? A mi juicio cometemos un error de partida de suma importancia: ¿Es necesario maximizar los ingresos del gobierno a través de impuestos para garantizar que los españoles vivamos lo mejor posible? ¿Acaso el hecho de gastar sistemáticamente más de lo que se tiene (déficit) no tiene perversas consecuencias para la economía? ¿Puede vivir tranquila una familia o una empresa o un gobierno pidiendo préstamos hasta el infinito? ¿Van a resolver las subidas de impuestos y la creación de los nuevos impuestos ecológicos los problemas que sistemáticamente se generan por gastar más de lo que se tiene y por tener la deuda acumulada que tenemos? ¿No será mejor pensar en gastar poco y gastar bien? Es poco lo que nos pasa.

Publicado en La Verdad de Murcia (11/3/22)

Rubén Martínez

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