Hagan juego, señores

Los políticos nos están fallando y lo saben. Son demasiado egoístas y sólo miran por sus propios intereses. ¿Y no es acaso lícito pensar en uno mismo? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Constituye un argumento insultantemente superficial relacionar las elevadas dosis de egoísmo imperantes en nuestra sociedad con el orden social liberal instaurado en nuestras democracias. Además, a la vista de las declaraciones de unos y otros, resulta que o todos son liberales, cuando de sus propias ideas se trata o, en cambio, hablamos de acabar con ese ‘liberalismo de amiguetes’ cuando nos referimos a las ideas o prácticas de otros que no son los míos. Relacionar egoísmo con liberalismo a través del individualismo podría llevarnos a defender regímenes que hoy por hoy han quedado obsoletos. Por nadie pase.

Y es que, como todo en la vida, los medios no justifican el fin ¿o era al revés? No es lo mismo ser egoísta pensando en acaudalar riquezas a cualquier precio, alcanzar prestigio pasando por encima de cualquiera que pretenda cruzarse en el camino, que ser egoísta cuando tu propósito pasa por hacer el bien a los demás, por procurar poner toda la razón y sabiduría al servicio de los otros, llegando incluso a procurar el bien del otro antes que el propio. Y aquí ya es donde se va reduciendo el espectro de liberales. Continuar leyendo “Hagan juego, señores”

Popurrí educativo en la aldea global

Reviso las últimas noticias y artículos publicados en relación con la educación y nuestro sistema educativo, animada por el artículo de mi amigo Andrés Nieto que la semana pasada aquí mismo comentaba las bondades de la legislación en esta materia y las deficiencias de su implantación.

Sin mucho esfuerzo en la búsqueda, encuentro noticias que no son las de siempre (concertada sí o no, religión sí o no, etc). Leo, por ejemplo, que hay «una brecha de dos cursos en Matemáticas y Ciencias entre Andalucía y Castilla y León» y no parece que los niños andaluces sean más torpes sino que los alumnos no aprenden lo que no se les enseña. Y ¿qué se explica en Murcia? Esto tiene que estar en el currículo de nuestra región. Ahí se comprueba que, en Primaria, los contenidos de matemáticas son siempre los mismos, añadiéndole ‘un poquito más’ cada nuevo curso, de forma que si en el primer curso se estudia en el Bloque 1 «Explicación oral de los pasos seguidos en la resolución de un problema», en el Bloque 1 de Sexto de Primaria, vuelve a aparecer «Explicación oral de los pasos seguidos en la resolución de un problema» ¿Será que durante el verano los cocos de los críos se formatean y hay que volver a repetir lo mismo curso tras curso o que no logran aprender lo que toca en su curso y año tras año se da la oportunidad para que cuando se vayan a graduar tengamos la certeza de que como mínimo saben sumar y restar? Continuar leyendo “Popurrí educativo en la aldea global”

Entre la grandeza y la burocracia

El desastre educativo español actual arranca, desde mi punto de vista, desde la LOGSE promulgada en 1990. Hasta ese momento, hubo una sorprendente continuidad desde la Ley Moyano de 1857 y las leyes de educación posteriores, incluida la Ley General de Educación de 1970, con las actualizaciones necesarias para adaptarlas a cada época histórica. Con la LOGSE se rompe esa continuidad ya que se modificaron aspectos
sustanciales, como la fusión de las redes de institutos de Bachillerato y de Formación profesional, así como, la más importante, sin duda, que los alumnos podrían pasar de curso por edad y no por la adquisición de conocimientos: lo importante no era que supieran lo mismo que sus compañeros de pupitre sino que en el recreo jugaran con los de su misma edad. Y así desembarcó el igualitarismo en la escuela: que estén juntos los
de igual edad, aunque sus conocimientos no sean los mismos. ¿A alguien le extraña que con esos cimientos hayamos llegado a un derrumbe del saber de los alumnos españoles sin precedentes? Continuar leyendo “Entre la grandeza y la burocracia”

Colón encadenado

A muchas víctimas de los actuales sistemas educativos les resultará bastante desconocido el hecho de que la reina Isabel la Católica dio orden de traer preso al almirante y virrey Cristóbal Colón y a sus hermanos, por incompetentes para el gobierno, arbitrarios, crueles y esclavistas. «¿Qué poder mío tiene el almirante para dar a nadie mis vasallos?». Y así vino de regreso de su tercer viaje Cristóbal Colón, encadenado. Volvió de nuevo a las Indias, pero ya no como virrey.

Los Reyes Católicos habían puesto un especial empeño desde el principio en exigir a los españoles que iban a América el buen trato que los pobladores merecían. A pocos días de morir, en 1504, en un anexo al testamento de la reina ésta insistía: «Nuestra principal intención fue procurar inducir y traer a los pueblos de allá y convertirlos a nuestra fe católica, y enviar a las dichas Islas y Tierra Firme prelados, y religiosos, y clérigos y otras personas doctas y temerosas de Dios, instruir a los vecinos y moradores de ellas en la fe católica, y enseñarles y adoctrinarles en las buenas costumbres, y poner en ello la diligencia debida, según en las letras de la dicha concesión se contiene, por tanto suplico al rey mi señor, muy afectuosamente, y encargo y mando a la princesa Juana, mi hija, y al príncipe Felipe, su marido, que así lo hagan y cumplan, y que este sea su principal fin, y que en ello pongan mucha diligencia, y que no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las dichas Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno ni en su persona ni en sus bienes, sino que manden que sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien y provean por manera que no se exceda en cosa alguna lo que por las letras apostólicas de la dicha concesión nos es mandado». Continuar leyendo “Colón encadenado”

Cultura abierta o gregarismo

Hasta los individualistas más entusiastas saben que el hombre vive en colectividades. Sea para solventar las necesidades de la vida, que diría Aristóteles, sea para irse de parranda.

Y no deja de ser curioso que esa enorme ganancia cultural que es la individualidad y, por tanto, la subjetividad, la libertad o la autonomía individuales tenga que trenzarse con la sociabilidad. Porque ambos aspectos resuenan positivamente pero, al mismo tiempo, se intuye que son piezas de difícil encaje.

El modo en que los individuos se relacionan para construir una estructura social no es inocuo. Ahí tenemos a hormigas, abejas, ovejas y demás ganado: todos individuos integrando sociedades que funcionan como la seda. Diríamos que cada individuo se limita a ser un engranaje del mecanismo o, lo que es lo mismo, cada individuo es prescindible, sólo interesa por la función que desempeñan en su sociedad. Bergson, al hablar de este tipo de agrupaciones, las denomina sociedades cerradas. Continuar leyendo “Cultura abierta o gregarismo”