Cualquier película de terror comparada con la rutina del trabajo se convierte en una sesión para niños.
La mayoría de los trabajos en nuestras sociedades modernas no dejan de ser rutinarios y repetitivos. Los días se amontonan y la expresión deja vù deja de tener sentido para un hombre encerrado en los muros de una fábrica, una oficina o un aula.
Como sostiene Albert Camus, los trabajadores no dejan de ser una variante del héroe griego Sísifo, condenado por los dioses a un castigo eterno: Subir una piedra hasta la cima de una montaña y dejarla caer para volver a subirla una y otra vez, en un ciclo eterno de rutinarias repeticiones.
¿Qué piensa Sísifo mientras vuelve a la parte baja de la montaña para empezar de nuevo? Piensa lo mismo que cualquier profesor cuando acaba el curso: “Todo está bien”. A pesar de la conformidad y de la rutina, cada promoción no deja de ser única y cada adolescente una nueva oportunidad para comprender el mundo a través de su mirada rebelde.
Mientras espero llegar de nuevo a la falda de la montaña, recuerdo (a modo de discurso de clausura en el instituto Dr. Pedro Guillén de Archena, donde trabajo), lo que hace unos meses pensé cuando caminaba por su parte baja. Continuar leyendo “Días de clase”