Hubo elecciones autonómicas. Los resultados no acabaron de gustar al presidente ni a Tezanos ni a la progresía. Y rápidamente encontraron al culpable: los españoles, que no se enteran. A grandes problemas, se aprueba una millonada en subvenciones para la prensa y, bajo el nombre de Elecciones Generales, se les da la oportunidad a los votantes de rectificar su error.
Todo menos aceptar que no quieren ni al Psoe ni a sus aliados ni sus leyes ni sus modos.
¿Y Feijóo? Dice literalmente que un pacto PP-Psoe resolvería muchos problemas. Y que prefiere (o no, que diría Rajoy) pactar con el Psoe antes que con Vox.
De Vox se dice todo y lo contrario. Pero lo que Vox dice cuando le dejan hablar es claro: no quiere esas políticas. Si depende de Vox, derogará todas las leyes ideológicas de la izquierda.
Feijóo no es tan claro. Dice una cosa y hace otra.
Dice que quiere una alternativa al sanchismo. Como Rajoy, que iba a eliminar la Ley de memoria histórica, la del aborto, la de educación… pero ahí siguen. Como seguirá el Psoe en Extremadura, Aragón y, al tiempo, en buena parte de los municipios de Murcia con los que ahora está mareando la perdiz porque siempre podemos mover el bulo de que Vox (la ultraextremaderecha) quiere pactar con el Psoe. Y ale, con el cuento de que viene el coco, engañamos otra vez a los que nos votaron para que quitáramos memoria histórica, etc.
El gobierno al que los ciudadanos han dicho que no es el que ha dinamitado el Estado de derecho, ha atacado a la Justicia poniendo en peligro la independencia del poder judicial, ha puesto a los violadores en la calle, ha dejado totalmente desprotegidas a las mujeres, ha adoctrinado y corrompido a nuestros hijos, ha amparado a los okupas, ha corrompido el sistema electoral con la compra de votos, aprobado una millonada para la prensa en época electoral. Y un largo etcétera.
Los votantes del PP parecen querer acabar con eso. Los de Vox también. ¿No sería lógico aunar fuerzas? ¿No es más sensato que una alianza PP-Psoe? Mi duda es qué cara se les quedará a los votantes del PP cuando les vuelvan a engañar. Porque les volverán a tomar el pelo: miremos los hechos más que las palabras.
Hechos. Recordemos que el PP, con mayoría absoluta, votó contra el agua para Murcia (pregúntenle a Garre o Arsenio Pacheco) al tiempo que ponían carteles de “Agua para todos” (es decir: decían una cosa y hacían la contraria; decían una cosa aquí y la contraria allí), no tocó una coma de las leyes socialistas heredadas del zapaterismo. Eso, dirán los incondicionales del PP, es cosa del pasado; de hecho, por eso han paseado a Aznar y no a Rajoy, Casado ni a Soraya o Teo: para intentar recuperar a los votantes que creían que el PP era una alternativa al socialismo.
Pero es que después de aquello, más recientemente, el PP ha apoyado más de la mitad de los decretos y decretazos de Sánchez (el 53.78%, para los amantes de la precisión), votó contra la ilegalización de Bildu y dos veces contra la supresión del Ministerio de igualdad y es que, volvamos a los datos, Galicia destina proporcionalmente a esas políticas más que el gobierno de España (0.34% frente al 0.15%, para los amantes del dato) ¿alguien cree que lo va a suprimir, que nos veremos libres de que menores puedan hormonarse, operarse o abortar sin conocimiento de las familias? No con el voto del PP, por supuesto. Ni la memoria histórica ni ninguna otra ley de la izquierda. Votar al PP es votar para que alguien se siente en un escaño mientras las leyes de la izquierda siguen destrozando nuestro estilo de vida, nuestros hijos, nuestras familias, nuestra identidad y nuestra dignidad.
Quien quiera acabar con eso, se equivoca votando al PP o al Psoe. En la mesa monocolor de la Asamblea monta tanto la ideología de izquierdas como los votos al PP. Juntos impulsan ideología y leyes de izquierdas y se oponen a los conservadores, los de Vox.
Publicado en La Verdad de Murcia (16/6/2023)
