La realidad sociológica y demográfica nos dice que estamos viviendo un incremento notable del número de ancianos en nuestro país, en Europa y en el resto del mundo. Cada vez se vive más y ello comporta una gran preocupación en nuestras sociedades por las enormes demandas en servicios sociales y en prestaciones asistenciales que nuestros mayores precisan o van a precisar, máxime si sufren o son proclives a padecer procesos crónicos, invalidantes e incapacitantes de su persona o su salud.
El envejecimiento poblacional es y será una realidad a la que habrá que prestar la suficiente atención desde todos los frentes posibles y que obligará a grandes reformas en el sistema. Más ancianos y más situaciones de dependencia harán necesaria una mayor cualificación de quienes tengan que asumir esos cuidados tanto de un modo formal cuanto informal, ya sean cuidadores familiares o profesionales, servicios privados o públicos. En definitiva, si bien este senior boom es un gran logro histórico, político y social no es menos cierto que supone muchos desafíos y ciertas complicaciones.
Ahí tenemos, sin ir más lejos, la cuestión de las pensiones. Se dice que está en peligro el sistema público de pensiones. Hemos asistido a lo largo de los últimos años a diversas reivindicaciones a favor de un sistema público digno, protestas dirigidas a defender la obligación constitucional de mantener el poder adquisitivo real de las pensiones y su revalorización automática para no dejar al albur del gobierno de turno la posibilidad de tocar, recortar, privatizar o minorar las pensiones presente y futuras de nuestros mayores. Continuar leyendo “El ocaso de las pensiones”