Cuba o Polonia

Los salarios medios españoles son nominalmente los más altos de la serie histórica. Nunca habíamos cobrado tanto. Sin embargo, no hay que dejarse engañar. De hecho, el poder adquisitivo medio ha caído a niveles de 1996, según un reciente informe de Adecco. Es como si hace 27 años hubiésemos comprado un piso y hoy no pudiéramos pedir por él ni un céntimo más que entonces. No avanzar es retroceder. Y son tres décadas de retroceso. Y aunque no es imposible, es difícil pensar que todo ese retroceso se deba sólo a la mala suerte, y no también a decisiones inadecuadas. ¿Por qué si ganamos más podemos comprar menos? La inflación es la explicación, según los que saben.

Por otro lado, según datos recientes, en España aproximadamente la mitad de los jóvenes de entre 25 y 34 años cuentan actualmente con una titulación superior, una tendencia que ha ido en aumento en las décadas anteriores. A pesar de que esta cifra contrasta con el hecho de que España duplica la media OCDE de ciudadanos en esa misma franja de edad que no alcanzan más que los estudios básicos, nunca antes había habido tantos españoles con tantos títulos, si además a ellos sumamos el total del resto de franjas de edad.

Entonces, ¿por qué si tenemos más ciudadanos con más formación nos va tan mal en economía? ¿Tan escaso reflejo tiene la educación en el devenir económico? ¿Nos estamos cubanizando? Cuba presumía de tener uno de los mejores sistemas educativos y una de las tasas de egresados universitarios más altas. Sin embargo, lo pinten como lo pinten, el régimen cubano ha dejado a la isla plantada en un subdesarrollo económico flagrante durante más de seis décadas.

Ante este panorama caben dos explicaciones. O se produce, paralelamente a la inflación económica, una inflación académica, o la educación no es un factor importante en la economía. Pero esta última afirmación no es fácil de mantener y parece que va contra nuestras intuiciones más básicas. Y contrasta con datos bien atestiguados. Es posible que un país se haga rico a pesar de su deficiente educación (si descubre grandes y valiosos recursos minerales, por ejemplo), pero no parece coherente creer que una mejora real y persistente en el tiempo en la educación no tenga un efecto real en la economía. Según Hirsch, hay una correlación lineal entre la mejora de la educación en las décadas de los cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta en los EEUU y la mejora de las condiciones de vida de los estadounidenses. Sin ir más lejos, España también experimentó un crecimiento económico paralelo a una mejora de los indicadores de educación de forma consistente durante décadas hasta comienzos del presente milenio. Sin embargo, a partir de entonces, los indicadores de educación empezaron a caer, de forma consistente, hasta el presente. No hay más que echarle un vistazo a la evolución de España en el Informe PISA de las últimas dos décadas. Y también ahí seguimos en el plano económico, según Adecco, pues nuestros euros de hoy parece que no pueden comprar más que las pesetas de entonces.

Pero hablemos de Polonia. Porque para 1999 sus indicadores educativos la situaban por debajo de los de España y hoy, después de estas mismas casi tres décadas en los que los indicadores españoles no han dejado de caer, esos mismos informes sitúan a Polonia en el top diez de los países con mejor desempeño educativo. ¿Qué han hecho los polacos con su sistema educativo para literalmente darles la vuelta y presentarse como uno de los mejores del mundo, a pesar de que económicamente están bastante por debajo de la media OCDE, en el mismo tiempo en el que nuestros indicadores se estancan o retroceden sin parar? Según algunos se debe a los cambios introducidos en el sistema a partir de 1999: a la descentralización, a las evaluaciones externas, a la optatividad introducida a partir de los 15 años, a los incentivos salariales, etc. Sea cual sea la explicación a este “milagro polaco” en educación una cosa deberíamos ver con toda claridad: no estamos condenados a una depauperación continua y constante del sistema educativo. Se puede y se deben introducir los cambios que reviertan la tendencia.

Publicado en La Verdad de Murcia (24/15/2023)

Marco A. Oma

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