Dejemos el pesimismo para tiempos mejores

¿Acaso no les provoca cierta desidia hablar de política? Si es así, se encuentra entre la mayoría de españoles y, ciertamente, puede seguir leyendo este artículo porque reconozco que yo también empecé el año con cierta dosis de pesimismo: apertura del aeropuerto internacional de Corvera, llegada del AVE soterrado, falta de agua para abastecer al sector agrario y agroalimentario, y un largo etcétera de recurrentes problemas que parecen no tener fin.

Menos mal que este año todos esos problemas van a quedar debidamente solucionados y si, además, resulta que nos van a bajar los impuestos, necesariamente tendremos que buscar nuevos temas con los que entretenernos ‘políticamente hablando’.

Hablemos entonces de robo-advisors. Los robo-advisors son servicios de asesoramiento y gestión financiera online, con mínima intervención humana. A través de la implementación de una serie de cálculos recurrentes pueden elaborar y tomar decisiones de inversión de forma totalmente automatizada. Un robo-advisors es un asesor financiero en forma de bits, y no de carne y hueso. En general, este tipo de programas o servicios, teniendo en cuenta tu perfil inversor, edad, etc. realiza por ti las inversiones necesarias en fondos de inversión, etc. para maximizar tus ganancias, haciendo cambios, cuando proceda, para minimizar las posibles pérdidas. Y todo basado en cálculos matemáticos. Qué lejos quedan ya esos tiempos en los que se miraba con cara rara a quien se le ocurría sacar un plástico para pagar en el restaurante, y miren ahora.

En cambio, si de política y políticos hablamos, poco ha cambiado la cosa, o no. Bien es cierto que en los últimos años han surgido nuevos partidos políticos que han venido a revolucionar el modelo bipartidista con existencia de pequeños partidos nacionalistas pero no es menos cierto que en unos y otros, nuevos y viejos, tenemos la oportunidad de ver importantes protagonistas que llevan en esto de la política en torno a unos veinte, treinta o más años. Por nadie pase.

Innovar está bien y además es necesario para avanzar. La innovación permite, por ejemplo, mejorar la estructura productiva, siendo cada vez más competitivos en los mercados mundiales. La innovación obliga a que los trabajadores tengan que reciclarse, adquiriendo nuevas capacidades a través del conocimiento, lo que redundará en revalorizaciones salariales gracias al mayor valor añadido que imprimen con sus servicios. Las empresas podrán anticiparse, vender más y mejor e ir agrandando ese círculo virtuoso del crecimiento sostenido y sostenible. Por esta razón, los robo-advisors no deben considerarse una amenaza contra todos esos economistas que trabajan en entidades financieras o consultoras asesorando sobre inversiones, sino que debe considerarse una verdadera oportunidad para poder adquirir mayores destrezas financieras y poder maximizar el valor añadido que aportan a sus clientes.

En cambio, en política, entiendo que la cosa no funciona igual. Innovar en política no me parece tan acertado. Tal vez por el simple hecho de que para innovar es necesario investigar mucho, desarrollar más y equivocarse no sé cuántas veces, entiendo que la política es una disciplina en la que no podemos permitirnos innovar en demasía.

En política hay que huir de experimentos; éstos, con gaseosa. Por esta razón, teniendo toda la legitimidad del mundo el nacimiento y existencia del movimiento 15M no entiendo, por ser un experimento, que tal movimiento se convierta en un partido de corte comunista con pretensiones de ocupar el espectro de la izquierda ideológica y con aspiraciones de gobierno en nuestro país. Ese modelo, el comunista, ya se ha demostrado inviable y ha sido recurrentemente rechazado. De la misma forma, hablando de innovación política, que me expliquen los experimentos republico-constitutivos telemáticamente. Menudo dislate el devenir de Cataluña gracias a la innovación de cuatro gatos. El asunto catalán no es nuevo, no viene del PP ni de Junts per lo que sea pero la solución debe encontrarse mirando atrás, haciendo uso de lo que tenemos disponible en nuestro estado de derecho y no innovando telemáticamente. Y hablando de innovación ojo con los procesos de modernización y adaptación de la Constitución española a la realidad actual y a los nuevos tiempos, que me huelo que, si seguimos por estos senderos, no va a salir demasiado bien.

No culpo a unos ni a otros, ni a derecha ni a izquierda, ni tan siquiera a los movimientos nacionalistas, si bien advierto que este país ha sido forjado a partir de la tradición, con episodios de derramamiento de sangre que nadie desea repetir, pero a partir de su tradición y prestando especial atención al ciudadano. Nuestro país, con episodios de notables fracasos históricamente hablando, es lo que es gracias a que ha sabido constituirse y reconstituirse a partir de lo que ha venido siendo, y siempre a partir de sus gentes. Todo lo que no vaya por este camino va a suponer un soberano fracaso con espantosas consecuencias.

Y como soy optimista por naturaleza, me permito el lujo de advertir que o empiezan los políticos a entender que somos lo que somos gracias a lo que hemos sido históricamente y en base a esto deben forjarse los pilares constitutivos de nuestro futuro o mucho me temo que tanta innovación llevará a que algún día a alguien se le ocurra crear un programa informático, llamado robo-politics que, a partir de precisos cálculos matemáticos, tome adecuadas decisiones de gobierno y ya no nos hagan falta ni políticos ni partidos. El que avisa no es traidor.

Publicado en La Opinión de Murcia

Rubén Martínez

Rubén Martínez ha publicado 18 entradas en este blog.

Deja una respuesta