Una ILP con truco

Conozco personas inteligentes, formadas intelectualmente y sensibles a los retos medioambientales de nuestro tiempo y de nuestra Región que han prestado su firma a la iniciativa de la Plataforma SOS Mar Menor para que éste tenga personalidad jurídica propia, como conozco a otras que también lo han hecho después de una vida esparciendo voluntaria y conscientemente colillas y latas de cerveza por sus playas y parajes. Creo, aceptando que pueden existir tantas motivaciones como personas firmantes, que a todos ellos les une una misma cosa: la rabia y la indignación tras años de desidia, promesas incumplidas e impostura de tantos responsables políticos. La cuestión es si ese estado de ánimo es el mejor consejero a la hora de otorgar semejante poder a sus promotores, a los que cabe reconocer una capacidad de trabajo y organización encomiables para llevar adelante su propuesta, que recién cumple su primera etapa con la presentación de más de medio millón de firmas que ahora hay que comprobar y depurar.

Los responsables de esta acción la definen como una “iniciativa de la sociedad civil”, dando a entender que ellos tan sólo son el vehículo que canaliza un sentimiento mayoritario entre los murcianos, trampantojo que aprovecha la dinámica social provocada por los sucesivos episodios de anoxia y la consecuente mortandad de peces y otros animales marinos y el drama que esas imágenes provocaron en vecinos y veraneantes. Pero la sociedad civil no es la suma de muchas individualidades espoleadas por un acontecimiento de magnitud considerable. Sólo puede existir sociedad civil a partir de un proceso de reflexión sereno y permanente en el tiempo de grupos que comparten posiciones en común sobre asuntos relevantes, que puede o no llevar a la acción, pero ésta nunca se antepone a la reflexión. Aquí se confunde la parte (profesores universitarios, grupos ecologistas y activistas varios) con el todo. El resultado es un beneficio inmediato para los promotores de la ILP en forma de notoriedad mediática, prestigio en ciertos ámbitos universitarios y promoción de determinados mensajes de contenido político y activista como el final del trasvase Tajo–Segura, que emiten algunos de los más destacados promotores de esta iniciativa aprovechando que el mal estado del Mar Menor viene provocado en gran parte por los vertidos del sector agrícola.

Y ahora le cabe a usted, lector y puede que firmante de la iniciativa, preguntarse qué beneficio real obtendrá de todo esto el Mar Menor. Presumen sus promotores en la prensa regional de que tienen “un cuerpo legislativo preparado” para cuando llegue el momento. ¿Lo conoce usted? ¿Conoce qué organizaciones y entidades están detrás de esto? ¿Está de acuerdo con las medidas que se propondrán? Es más. Imagine que el Mar Menor “solicita”, por boca de sus promotores, la intervención de la autoridad judicial, que no se somete al escrutinio público cada cuatro años en forma de voto. ¿Cómo piensa usted “despedir” a los promotores de esta iniciativa si no le convence lo que plantean para el beneficio del Mar Menor, o incluso si directamente piensa que lo que proponen es un disparate? ¿Coincide usted con ellos en su concepto de sostenibilidad ambiental de carácter radical o por el contrario piensa que ésta debe tener en cuenta todos los aspectos sociales, económicos y ambientales? ¿Ha preguntado usted algo de esto a los animosos voluntarios que le pedían la firma durante su paseo dominical? Sé que no resulta fácil confiar en los responsables políticos de todo signo y administración que han dado lugar al lamentable estado actual del Mar Menor, pero parafraseando a Chesterton, cuando se deja de creer en la política se empieza a creer en cualquier cosa. Y las soluciones milagrosas tienen todas algo en común: la falta de transparencia.

Por último, pregúntese por qué, si las competencias se reparten entre varias administraciones, los promotores de la ILP concentran toda su crítica en el Gobierno regional y ni siquiera afean al Gobierno de España la falta de inversiones en los presupuestos generales del Estado, fiándolo todo al maná europeo. Le faltó colmillo y perspicacia al Consejero Luengo cuando calificó como política esta iniciativa. Por supuesto que es política, pero partidista.

Publicado en La Verdad de Murcia (5 de noviembre de 2021)

José María Riquelme

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