Utilidad

Lo que más interesa a mis alumnos de la universidad el día que presento la asignatura es el examen: si es test o ejercicios de desarrollo, número de preguntas, etc. Su objetivo es aprobar. Y está bien, si no se olvidan de aprender.

Aclarado esto, pregunto: ¿para qué estudiáis Economía (o derecho o ADE)? No crean que la respuesta es inmediata. Se dirigen más a justificar por qué han optado por esta carrera frente a otras que a lo les permitirá progresar y profundizar en lo que han elegido.

Todos sabemos que siendo tan importante para mis alumnos conocer la tipología de examen el día de la presentación, cuando hayan aprobado, ese dato será perfectamente irrelevante. Esto se debe a lo que en Economía se denomina “utilidad”, que hace referencia al grado de satisfacción que puede obtenerse de un determinado bien o servicio. Ocurre que la utilidad no es algo fijo, no es igual para cada individuo ni tampoco constante en el tiempo. Lo que a una persona puede aportar mucha utilidad a otro puede no aportarle ninguna y, por otro lado, lo que hoy es altamente beneficioso para tus gustos y preferencias mañana podría ser obviado perfectamente.

Ahora bien, lo que no deja de ser útil hoy, mañana y siempre es la Economía, por eso es tan importante aprender economía además de aprobar los exámenes. La Economía no es sólo estudiar la riqueza sino algo más, la economía estudia lo útil de las cosas y una cosa será más o menos útil para alguien dependiendo de para qué quiera ese algo y, en base a ese “para qué” se establecerá la relación de valor y por esto, entre otras cosas, cuando hablamos de Economía nos viene a la cabeza el dinero, en tanto en cuanto es, genuinamente, el más inmediato medio para obtener lo que queremos. Por estas razones, la economía siempre debe ser vista como un medio y no como un fin.

Y la razón por la que hago esta breve reflexión es porque llevo bastante tiempo preguntándome si es útil la política y si son útiles nuestros políticos. Este mismo y simple razonamiento acerca de la justificación de la Economía ¿sería válido para la política? ¿Podríamos, incluso, llegar a concluir económicamente que necesitamos de la política?

La política, por culpa de los políticos, ha dejado de ser útil desde hace mucho tiempo. Uno puede votar al partido X o al partido Y con la esperanza de que dicho partido sea el que mayor utilidad le va a reportar en los próximos años y teniendo en cuenta que las preferencias individuales cambian, tal vez pueda llegar a justificarse así que la gente vote una vez a unos y otra vez a otros pero deberíamos preguntarnos si tal elección ha resultado útil en términos económicos: si estás mejor o peor que antes, si se han solucionado los problemas que antes había o, por el contrario, resulta que además de aquellos ahora tenemos problemas nuevos y, en general, si se goza hoy de más bienestar o riqueza o como quieras llamarlo, que cuando los votaste o incluso, qué hubiera pasado si hubieras votado a los otros. Hay quienes piensan que los otros habrían hecho lo mismo, que esto no tiene arreglo.

Se está instalando la idea de que, para los políticos lo importante son ellos mismos, su sillón, su renovación. Su único objetivo es llegar a las siguientes elecciones con más votos que en las anteriores. Esa es su medida de utilidad, que nada tiene que ver con la nuestra. En definitiva, su meta, en lo que cifran su utilidad, sería esa: mantener el sillón, conseguir votos. Su meta no es mejorar las condiciones de vida de los gobernados.

El “voto cautivo” no es, por tanto, un “voto útil” porque el político ya cuenta con que, haga lo que haga, tendrá ese voto (que es lo que quiere). Sólo si somos capaces de conseguir que la utilidad del político (conseguir votos, conseguir mi voto) coincida con lo que me es útil (mis prioridades), entonces mejoraremos. No por grandes planteamientos altruistas (que no estorban) sino por coincidencia de intereses.

Piénsalo.

Publicado en La Verdad de Murcia (10 de septiembre de 2021)

Rubén Martínez

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