En la gran mayoría, si no en todos, los centros de enseñanza secundaria de nuestro país, hay un tipo de alumnos, que podríamos llamar objetores escolares, cuya única dedicación es no hacer nada, y si hacen algo es casi peor, puesto que no suele ser nada bueno. Actitudes desafiantes hacia el profesorado, conductas inapropiadas hacia sus compañeros, inadaptación a las normas de los centros, desprecio a lo que representa la cultura… son los patrones que se repiten en este tipo de alumnos.
La LOGSE creó los orientadores en los centros para, entre otras cosas, tratar este tipo de conflictos y en la medida de lo posible encauzar a estos alumnos hacia una actitud más positiva. Posteriormente, surgieron los profesores técnicos de servicios a la comunidad, cuya función, entre otras, también es tratar a estos alumnos y, además, desde siempre han existido los servicios sociales de los Ayuntamientos, que también tratan estos temas, puesto que sus familias son, en muchos casos demandantes de estos servicios.
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