La responsabilidad social corporativa puede definirse como un instrumento de gestión que refuerza y mejora los impactos que una determinada acción, sea empresarial, social o política tiene sobre la sociedad que los recibe. Para ello debe responder a una perspectiva global e integradora que tenga en cuenta aspectos de responsabilidad, sostenibilidad, competitividad y participación. Ha de ser innovadora tanto en objetivos como en procesos, generando un triple impacto (personas, entidades, sociedad) para el que resulta imprescindible una correcta identificación, interpretación y gestión de los llamados grupos de interés, individuos y colectivos que se ven concernidos y afectados por esas decisiones.
Y por lo que respecta a las instituciones, entronca directamente con lo que se conoce como buen gobierno, esto es, se ejerce de forma objetivamente correcta, pues persigue cumplir con los intereses generales. En definitiva, es legal, transparente y eficiente. Todo esto en potencia, ya que la reflexión que quiero hacer confronta este ideal teórico con la práctica habitual en muchos departamentos de las distintas administraciones públicas. Continuar leyendo “Responsabilidad social y administraciones públicas”