Las 5 fases

La psiquiatra Kübler-Ross explicaba que ante la noticia de una enfermedad terminal atravesamos cinco fases: negación de la realidad, cólera o ira, negociación buscando alguna esperanza, depresión y, finalmente, aceptación. Slavoj Žižek, autor del ensayo Pandemia, apunta que las sociedades occidentales estamos atravesando esas etapas ante la Covid-19. Razón no le falta, pero su aplicación resulta interesadamente incompleta. A nivel personal, el individuo puede controlar del relato sobre lo que afronta y esto conduce proceso por las fases. En cambio, a nivel social, el poder persigue ese control para dictar el relato que marca en qué fase debemos encontrarnos todos.

Aunque esté mal visto por retar las imposturas y las inconsistencias, hagamos memoria pandémica. Negación: «Esto no está ocurriendo». Apenas tendríamos contagios, decían. Recordemos la negación sistemática e institucional. Incluso medios plegados al poder diseminaban el relato gubernamental tildando de alarmista al no correligionario. Ya desbocados los casos, sobrevino la cólera o ira «¿Cómo puede ocurrirnos esto?» De la calle al confinamiento en un pestañeo. Las reacciones irascibles se acrecentaban con el exceso de mortalidad. El poder debía reaccionar. Si aquel atisbo de ébola-2017 con sacrificio del perro Excalibur había motivado movilizaciones, ¿qué podría pasar con la Covid-19?

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Utilidad

Lo que más interesa a mis alumnos de la universidad el día que presento la asignatura es el examen: si es test o ejercicios de desarrollo, número de preguntas, etc. Su objetivo es aprobar. Y está bien, si no se olvidan de aprender.

Aclarado esto, pregunto: ¿para qué estudiáis Economía (o derecho o ADE)? No crean que la respuesta es inmediata. Se dirigen más a justificar por qué han optado por esta carrera frente a otras que a lo les permitirá progresar y profundizar en lo que han elegido.

Todos sabemos que siendo tan importante para mis alumnos conocer la tipología de examen el día de la presentación, cuando hayan aprobado, ese dato será perfectamente irrelevante. Esto se debe a lo que en Economía se denomina “utilidad”, que hace referencia al grado de satisfacción que puede obtenerse de un determinado bien o servicio. Ocurre que la utilidad no es algo fijo, no es igual para cada individuo ni tampoco constante en el tiempo. Lo que a una persona puede aportar mucha utilidad a otro puede no aportarle ninguna y, por otro lado, lo que hoy es altamente beneficioso para tus gustos y preferencias mañana podría ser obviado perfectamente.

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Educación edulcorada

“¡Qué horror! ¡Salvemos a los niños!”

Parece que hemos perdido el norte. Al menos en materia de educación. Malgastamos tiempo, recursos y energía en debates e ideas absurdas que a pocos, pocas y poques interesan o ayudan como esa matria o esas portavozas que duelen sólo con leerlas. Mientras tanto, seguimos sin encontrar esa tecla que nos permita matar dos pájaros de un tiro: reducir el fracaso escolar y preparar a nuestros hijos para eso que titulamos “vida adulta”. Curso tras curso el resultado parece ser el mismo. Ahora al menos tenemos excusa. Será por el coronavirus, por el exceso de deberes o por las clases online, pero no terminamos de arrancar. Más bien lo contrario.

Por falta de iniciativas no será. Dos cursos llevamos intentando motivar a nuestros alumnos con eso de promocionar sin aprobar. Bastante han tenido los pobres con las mascarillas y la semipresencialidad. Repetir curso tenía que ser la excepción. Si acaso en verano, entre siesta y remojo, aquellos con varios suspensos ya recuperarían esas materias que se les resistieron durante el curso. Para eso están los planes de trabajo individualizados. Y aunque la teoría promete, nos olvidamos que verano y estudiar son difícilmente compatibles. Debe ser que no hacer nada durante el curso cansa y, ya se sabe, el verano está para desconectar. No vayamos a empezar septiembre estresados.

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El respiracionismo y sus enemigos

Él también ha descubierto que es respiracionista.

Soy respiracionista.

No lo sabía. Lo descubrí el otro día. Fue así: iba en el tranvía, con la mascarilla calada. Al bajar en mi parada, me quité la careta. Sentí la brisa. Disfruté respirando a todo pulmón. Ahí caí en la cuenta: soy respiracionista.

Esto es lo que los pensadores finos llaman “concepto” o “idea” para referirse a un conjunto de cualidades comunes: unos constructos mentales que nos permiten comprender las cosas. Los conceptos no hacen que las rosas huelan bien ni nos permiten gozar de su colorido. Sirven para entender o incluir en un mismo grupo a las rosas. Y, como diría el poeta, bastante hay con entender, dejémosla, que así es la rosa.

De modo que dar el nombre de respiracionista a quien goza de respirar sin trabas permite entender a distintas personas según ese preciso rasgo común. Es, por tanto, algo trivial, normal. Ya saben: pensando se entiende la gente.

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Pandemia o “plandemia”

El coronavirus, ese peligroso y contagioso virus, conocido científicamente como SARS-CoV2, ha traído consigo muchos problemas, amenazas y desafíos a nuestras vidas. La pandemia o “plandemia” (en terminología contraria) ha escindido radical y paradójicamente a la ciudadanía mundial, hasta el punto de que se han creado dos bloques identitarios con visiones divergentes: el de los covidianos y el de los anticovidianos. Los primeros, aferrados a la evidencia del cientifismo y obsesionados por la prevención e inmunización provacunal contra el Covid-19, actúan subyugados al cumplimiento de las normas y protocolos sanitarios impuestos por los gobiernos (confinamientos domiciliarios, mascarillas faciales, distancia social, pasaporte sanitario, toques de queda nocturnos, limitación de desplazamientos, etc.). Los segundos, también llamados negacionistas, posicionados en la teoría conspiranoica basada en el espeluznante argumento de que una supuesta organización secreta, que opera en la sombra de un gobierno mundial, ha planificado esta falsa “plandemia” con el objetivo de diezmar y someter a la sociedad, actúan negando la existencia del fatídico virus y mostrando su rechazo total a lo que ellos llaman vacunas experimentales.

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