
La responsabilidad social es algo desconocido entre los miembros del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Murcia.
Si supieran qué es y cómo se ejerce habrían explicado, con antelación suficiente y escuchando a los vecinos de los barrios su proyecto de movilidad, que aparte de generar más problemas de los que pretende resolver por no medir los impactos que provocará, nace viciado por sustentarse en mentiras como el argumento de la (falsa) peatonalización, la tala masiva de árboles que se está haciendo con el silencio de colectivos ecologistas más ideologizados y subvencionados que ecologistas, y la supuesta obligatoriedad emanada de normativas europeas y nacionales. Sí, la Unión Europa y el Gobierno de España obligan a tener áreas urbanas de bajas emisiones, pero otra cosa es cómo se consiguen y, sobre todo, cómo se llevan a cabo. Aquí los tiempos no los marcan el sentido común, la planificación bien hecha y la ejecución precisa, sino el dinero y el plazo para gastarlo. El resultado son las chapuzas en forma de aceras no aptas para la correcta evacuación de aguas pluviales o señales de tráfico y mobiliario urbano que quedan en mitad del espacio supuestamente destinado a los peatones, que en breve estará colonizado por bicicletas, patinetes y terrazas de hostelería.
Continuar leyendo “Circulen, circulen”